jueves, 25 de marzo de 2010

Nunca más!


Aquí estamos. Los que seguimos, aquí estamos. Somos por lo que lucharon, somos por lo que soñaron. Aquí estamos, y decimos gracias. Un gracias sin fin, un gracias con lagrimosas sonrisas. Aquí estamos, los que vinimos después del llanto, de la pólvora, de la injusta agonía. Aquí estamos, la flor de aquella semilla que tanto protegieron, elevándola entre sus manos y resistiendo cada golpe. Aquí estamos, y pedimos perdón por no ser como nos imaginaron, pero somos un brote regado por sangre y pánico.
Estas palabras, son para ustedes, los que lucharon, los que no temieron pensar, los que siempre creyeron en nuestra sublime libertad. Estas palabras son para ustedes, para los que pusieron la otra mejilla; para los que no vivieron esa década, sino que la sobrevivieron; para los que eligieron durante día y noche, en la calesita jugar; para los que perdieron su esencia y les impusieron la inexistencia. Estas palabras son para ustedes, para los desaparecidos y sus hijos, para los que volvieron y no volverán, para los que huyeron y los que no dejaron escapar. Estas palabras son para ustedes y para los que estamos acá. Para nosotros, los que tenemos que recuperar lo que a ellos tanto les costo defender, para los que hoy elegimos gritar y salir a la calle a hacernos escuchar, para los que en cada momento gozamos los derechos que su lucha consiguió.
Algunos dirán que perdieron la batalla, que la opresión derrotó a la libertad, que la ignorancia aniquiló al pensamiento, que lo los ideales propios perecieron ante los pies de los de la ingrata estupidez de unos pocos. Algunos dirán son unos insensatos, que no valía la pena llenar las paredes de gritos y los recuerdos de ausencias. Algunos ridiculizaran su causa y blasfemaran sus nombres. Pero aquí estamos, y mientras la voz nos forme parte del cuerpo, los defenderemos, los justiciaremos. Lamento que entre ustedes, estén los que pagaron con la misma moneda, porque es en nombre de ellos, en que se justifican.
Ustedes, lucharon contra tiranos, contra bestias enormes que aborrecían nuestra libertad, que solo querían que no fuésemos más que los peones que mueven en cada jugada suicida y destructora.
Quiero que sepan que su sacrificio no fue en vano, porque aquí estamos. Aquí estoy, y aquí escribo. Y elijo escribir de ustedes.